Incertidumbre y frustración: cómo es cuando hay neurodivergencia

La incertidumbre y la frustración son emociones humanas profundamente conectadas con la manera en que cada uno de nosotros enfrenta el mundo y las expectativas que tenemos sobre él. 

Ambos sentimientos pueden ser muy difíciles de sobrellevar, causando infelicidad y sensación de desesperanza en las personas. Y para quienes viven con neurodivergencias, estos sentimientos pueden manifestarse con una intensidad particular, moldeando la experiencia cotidiana de formas que a menudo son incomprendidas o subestimadas por los demás.

Si analizamos cada uno de estos sentimientos, diremos que la incertidumbre, esa sensación de no saber qué sucederá o cómo se desarrollarán los acontecimientos, puede ser especialmente desafiante. 

Todos valoramos la previsibilidad y el control. Por eso, la falta de certezas puede generarnos ansiedad y un sentimiento de estar a la deriva. En el caso de las personas con neurodivegencias, cuyo procesamiento sensorial, emocional o cognitivo puede diferir de lo considerado “típico”, la incertidumbre puede sentirse como una amenaza constante. Cambios en la rutina, expectativas no cumplidas, o la falta de claridad en las interacciones sociales, pueden disparar una avalancha de emociones difíciles de gestionar.

La frustración, por otro lado, surge cuando hay una desconexión entre lo que esperamos y lo que realmente sucede. Para quienes viven con neurodivergencias, la frustración puede emerger en situaciones que para otros podrían parecer insignificantes: una luz que parpadea, un sonido repetitivo, o incluso una conversación que no sigue el curso esperado.

Esta frustración no solo se deriva de factores externos, sino también de la lucha interna por cumplir con las expectativas propias o ajenas en un mundo que no siempre está diseñado para adaptarse a diferentes maneras de ser y sentir. 

Por eso es tan importante la empatía y el conocimiento sobre la neurodiversidad. Muchas personas creen que al hablar de neurodivergencia solo se hace referencia al espectro autista. Pero personas con diagnósticos como TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad), dislexia, epilepsia o trastornos de ansiedad son consideradas neurodivergentes. 

Y ser conscientes de esto nos permite entender las distintas reacciones que puede mostrar una persona ante sentimientos de incertidumbre o frustración. 


Entonces, ¿cómo pueden sobrellevarse estos sentimientos cuando hay neurodivergencia?

Primero, es esencial reconocer que la incertidumbre y la frustración no son fallas personales, sino respuestas naturales a un entorno que puede ser abrumador o inadaptado. Aceptar que estas emociones tienen un lugar legítimo en la vida es el primer paso para gestionarlas de manera más saludable. No se trata de eliminarlas, sino de aprender a vivir con ellas, transformándolas en oportunidades de crecimiento y autoconocimiento.

Desarrollar estrategias personalizadas es clave. Para algunas personas, esto puede implicar la creación de rutinas más estructuradas, donde las variables incontrolables se minimicen tanto como sea posible. Para otras, puede ser útil practicar la autoafirmación y la autocompasión, recordándose que está bien no tener todas las respuestas y que es normal sentirse abrumado en ocasiones.

El apoyo externo también juega un papel crucial. Rodearse de personas que comprendan y respeten las diferencias neurodivergentes puede reducir la sensación de aislamiento y validar la experiencia emocional. 

Es por eso que en terapia me aseguro de ofrecer a mis pacientes un espacio seguro para explorar estos sentimientos, desarrollar herramientas de afrontamiento y construir una narrativa personal que reconozca la fortaleza inherente a la neurodivergencia.

Al final de cuentas, la incertidumbre y la frustración son experiencias humanas universales. Todos, sin importar nuestra profesión, edad, género, estatus, las sentimos. Y para quienes viven con neurodivergencias, estas emociones pueden presentarse de maneras únicas y desafiantes. 

Sin embargo, con la comprensión, el apoyo adecuado y estrategias adaptadas a las necesidades individuales, es posible llevar estos sentimientos con mayor serenidad y convertirlos en catalizadores de resiliencia y autoconocimiento.

Así que si eres una persona neurodivergente o quieres comprender y apoyar de manera efectiva la neurodivergencia, estoy aquí para ayudarte y mostrarte la increíble diversida de la mente humana, así que no dudes en contactarme.

Con amor,

Maryari Vera

Psicóloga clínica

@maryapsicoterapia

maryapsicoterapia@gmail.com

maryapsicoterapia.com

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